la prueba mas dificil de un guerrero es mirar su interior, a menudos vemos cosas que no nos gustan pero esta en nuestras manos cambiarlas, son nuestras decisiones las que conforman nuestro destino
jueves, 19 de agosto de 2010
Sabio:
Cuando el hombre da lo mejor de sí en cada evento de su vida, no importa si ganas o pierdes, lo q importa es la impecabilidad de nuestro mejor esfuerzo…
Ptehincalasanwi - Mujer, Bufalo Blanco
Ptehincalasanwi - Mujer, Bufalo Blanco
La historia cuenta que ella se apareció frente a dos guerreros que habían estado cazando búfalos en las Colinas Negras sagradas de Dakota del Sur.
De repente vieron un cuerpo grande que venía hacia ellos y notaron que era un ternero de búfalo blanco. Pero conforme se acercaba más a ellos, el ternero se convirtió en una hermosa joven India.
Mientras caminaba lentamente hacia ellos, ella cantaba en voz alta y repetía: "Contémplenme, contémplenme, pues camino en una manera sagrada."
En ese momento, uno de los guerreros tuvo malos pensamientos en su mente, así que la joven le pidió que se acercara. Al acercarse, una nube negra cubrió el cuerpo del guerrero. Cuando la nube negra hubo desaparecido, el guerrero había quedado sin carne ni gota de sangre sobre sus huesos. El otro guerrero se arrodilló y comenzó a rezar. Mientras rezaba, el ternero de búfalo blanco -que ahora era una joven India- le indicó que regresara con su gente y les advirtiera que cuatro días más tarde ella les traería un bulto sagrado.
Así que el guerrero hizo lo indicado. Regresó con su gente y reunió a todos los mayores y a los líderes y a toda la gente en un círculo, y les comunicó las instrucciones que ella había indicado. Y efectivamente, tal como ella había dicho, al cuarto día regresó. Dicen que una nube bajó del cielo y que de la nube surgió el ternero de búfalo blanco. Éste rodó sobre la tierra, se puso de pie y se convirtió en una mujer joven y hermosa que llevaba un bulto sagrado en la mano.
Entró en el círculo de la gente y, cantando una canción sagrada, entregó el bulto sagrado a la gente que lo cuidaría. Ella presentó su bulto y dijo:
"Este es un regalo sagrado y siempre debe ser tratado de una manera sagrada. En este bulto hay una Pipa Sagrada que ningún hombre impuro o mujer impura deberá ver jamás. Con esta Pipa Sagrada enviarán sus voces a Wakan Tanka, el Gran Espíritu, Creador de todo, su Padre y Abuelo. Con esta Pipa Sagrada caminarán sobre la Tierra, que es su Abuela y Madre. Todos sus pasos deberán ser sagrados".
El tazón de la Pipa es de piedra roja y representa a la Tierra. Labrado en la piedra hay un ternero de búfalo encarando al centro y simboliza a las criaturas de cuatro patas que viven como hermanos entre ustedes. El tallo es de madera y representa a todas las cosas que crecen. Doce plumas de Aguila Moteada cuelgan desde donde el tallo se une al tazón. Las plumas representan a todos los hermanos alados que viven entre ustedes.
"Todas estas cosas están unidas a ustedes que fumarán la Pipa y enviarán sus voces a Wakan Tanka. Cuando usen esta Pipa para rezar, rezarán por y con cada cosa. La Pipa Sagrada los une a todos sus parientes: a su Abuelo y Padre, a su Abuela y Madre".
La piedra roja representa a la Madre Tierra sobre la cual ustedes vivirán. La Tierra es roja, y las criaturas de dos piernas que viven sobre ella también son rojas. Wakan Tanka les ha dado un camino rojo -un camino bueno y recto para viajar- y ustedes deberán recordar que toda la gente sobre esta tierra es sagrada.
"A partir de este día, la Pipa Sagrada permanecerá sobre la tierra roja y ustedes enviarán sus voces a Wakan Tanka."
Se quedó cuatro días entre nuestra gente enseñándole acerca del bulto sagrado y su significado. También les dijo: "Hay siete círculos sobre la piedra: representan los siete ritos en los que ustedes usarán la Pipa", y les enseñó siete Ceremonias Sagradas. La primera fue Inipi o Ceremonia de Purificación. Otra fue la Ceremonia de Nombramiento del niño. La tercera fue la Ceremonia de Curación. La cuarta fue Hunkapi, la Ceremonia de Elección de Parientes o de Adopción. La quinta fue Ishnata Awicalowan, la Ceremonia de Casamiento. La sexta fue Hanblecheyapi o Búsqueda de Visión. Y la séptima ceremonia fue Wiwanyag Wachipi o la Danza de Sol, que es la ceremonia de la gente para toda la nación.
Ella nos trajo estas siete Ceremonias Sagradas y enseñó a nuestra gente las canciones y las maneras tradicionales. Indicó a nuestra gente que mientras hagamos estas ceremonias, siempre seguiremos siendo los Guardianes y Tutores de la Tierra Sagrada. Nos dijo que mientras cuidemos y respetemos a la Tierra, nuestra gente vivirá para siempre.
Cuando terminó sus enseñanzas se fue por donde había venido. Salió del círculo y conforme se disponía a partir, ella dijo: "Recuerden cuán sagrada es la Pipa y trátenla de una manera sagrada, pues estará siempre con ustedes. Recuerden también que en mí hay cuatro Edades. Yo los dejaré ahora, pero velaré por ustedes en cada Edad y al final regresaré. El Creador arriba, el Gran Espíritu, está feliz con ustedes sus nietos. Han escuchado bien a mis enseñanzas. Ahora debo regresar al mundo de los espíritus."
También dijo a nuestra gente que algún día regresaría por el bulto sagrado. Y nos dejó el bulto sagrado, que hasta la fecha guardamos. Lo conocemos como la Pipa del Ternero de Búfalo Blanco, porque fue traída por la Mujer Ternero de Búfalo Blanco. Está guardada en un lugar sagrado en la reservación India Cheyenne en Dakota del Sur. La cuida un hombre conocido como el Guardián de la Pipa de Ternero de Búfalo Blanco, y su nombre es Arvol Caballo que Mira.
Cuando prometió regresar, hizo algunas profecías. Una de esas profecías fue que el nacimiento de un ternero de búfalo blanco sería una señal de que se acercaba el momento en que ella regresaría nuevamente para purificar al mundo, trayendo nuevamente armonía y equilibrio espiritual.
Mitos de los nativos norteamericanos :
Mitos de los nativos norteamericanos
La mayoría de las creencias de los nativos norteamericanos hacen referencia al “Gran Espíritu”, una fuerza desconocida que está presente en cada cosa viva. También conocido como el “Creador” y el “Gran Hacedor”, es responsable de haber creado el universo y todo lo que hay en él, y es ayudado por otros espíritus, unidos a varias partes de la naturaleza.
Las diferentes tribus nativas norteamericanas tienen distintos nombres para el “Gran Espíritu”. Los Algonquin se refieren a él como “Gitche Manitou”, los Cheyenne lo llaman “Heammawihio” y los Shawnee “Finisher”.
Los nativos norteamericanos creen que la tierra y la gente están unidos por una interdependencia mística. Las historias sobre los espíritus pocas veces fueron escritas, pero se transmitieron oralmente de generación en generación. El mito y el folklore son usados para explicar los fenómenos naturales, desde cómo la gente primero gritó, hasta cómo se crearon los ríos y las montañas.
miércoles, 18 de agosto de 2010
martes, 17 de agosto de 2010
Leyenda dakota :
Leyenda dakota
Una doncella dakota se casó con un hombre que le prometió amarla y respetarla, pero que no cumplió su palabra. Era un hombre sin juicio que le pegaba con frecuencia. En medio de la desesperación que le producían los malos tratos que recibía, la muchacha se marchó de casa. Fue imposible encontrarla. Ni un sólo rastro de ella fue encontrado por quienes, durante días y días, intentaron averiguar su paradero.
La muchacha dakota vagó por los bosques durante varios días hasta que una mañana se encontró con un hombre, al que preguntó quién era. Ella no lo sabía, pero no se trataba de un ser humano sino del jefe de los lobos. «Ven conmigo», le dijo; y la llevó a una enorme aldea en la que habitaba una gran cantidad de lobos: lobos blancos y negros, grises, y coyotes. El jefe de los lobos llevó a la joven aun gran tipi y la invitó a entrar. Le preguntó que deseaba comer. «Carne de búfalo», le respondió la muchacha. El jefe lobo llamó a dos coyotes y les ordenó que trajeran lo que había pedido la muchacha.
Los coyotes se marcharon y al cabo de unas horas regresaron con un cuarto delantero de búfalo joven, recién cazado. «¿Cómo lo preparas para comerlo?», preguntó a la joven dakota el jefe de los lobos. «Lo hiervo», contestó ella. El jefe llamó nuevamente a los dos coyotes, que tras recibir las instrucciones regresaron con un pequeño fardo que contenía pedernal, eslabón y yesca, los enseres necesarios para encender el fuego, que debían haber robado de algún campamento. «¿Cómo preparas la carne?», le preguntó el jefe lobo. «La corto en rodajas», le explicó la joven. Una vez más, los coyotes se encargaron de traer un cuchillo en su funda, y la muchacha cortó la carne de búfalo y comió hasta recuperar las energías perdidas durante su camino por los bosques.
Los lobos eran muy amables con la muchacha y ella se sentía cómoda en su compañía. Así, transcurrieron muchos meses. Una mañana el jefe de los lobos le dijo: «Tu pueblo ha salido a cazar búfalos y mañana al mediodía llegarán aquí. Tienes que salir a su encuentro o caerán sobre nosotros y nos matarán». A la mañana siguiente, casi al mediodía, la muchacha subió a una loma próxima al campamento de los lobos y vio avanzar hacia ella a algunos jóvenes guerreros a caballo. Se puso en pie y alzó las manos para que los guerreros la vieran. Los jóvenes se preguntaron quién sería y cuando se acercaron a ella la observaron con atención. «Hace un año perdimos a una joven; i sí, eres tú! ¿Dónde has estado?», le preguntaron los guerreros. «He estado en la aldea de los lobos. No les hagáis daño», contestó la muchacha. «Iremos a decírselo ala gente del pueblo», dijeron ellos. «Mañana al mediodía regresaremos para reunirnos contigo». Al día siguiente la muchacha volvió a subir a una loma próxima, distinta a la del día anterior. Desde allí vio como la gente del campamento avanzaba en una larga hilera por la pradera: primero iban los guerreros, y detrás las mujeres y las tiendas.
El padre y la madre de la muchacha estallaron de júbilo al ver a su hija. Pero cuando se le acercaron, la joven se desmayó, pues no soportaba el olor de los humanos. Al recuperarse, dijo: «Tenéis que ir a cazar búfalos, mi padre y todos los cazadores. Volved mañana y traed las lenguas y los trozos escogidos dela matanza». El padre prometió hacerlo; y todos los hombres del campamento montaron sus caballos e hicieron una gran cacería. y al día siguiente, regresaron con los caballos cargados de carne de búfalo. La joven les mandó colocar la carne amontonada entre dos colinas que les señaló. Era tanta la carne, que la cima de las dos colinas quedaba a la misma altura que la pila de carne. En el centro del montón de carne, la joven plantó un palo con una bandera roja. y luego lanzó un gran aullido, como los lobos. En pocos segundos, toda la tierra se cubrió de lobos, que se lanzaron ávidamente sobre la carne y en poco tiempo devoraron hasta el último trozo de carne de búfalo. La muchacha dakota se reunió entonces con su pueblo. Su esposo le pidió que volviera a vivir con él. Ella se resistió durante un tiempo. Pero al final, se reconciliaron.
La leyenda del Búfalo:
La leyenda del Búfalo
Hace mucho tiempo, cuando el mundo era muy joven, el búfalo no tenía joroba. Él obtuvo su joroba un verano, por su crueldad con los pájaros. Al búfalo le gustaba correr por las praderas por placer. Los zorros corrían delante de él y avisaban a los animales pequeños que su jefe, el búfalo, venía.
Un día, cuando el búfalo corría por las praderas, se dirigió hacia donde viven los pequeños pájaros que anidan en el suelo. Los pájaros avisaron al búfalo y a los zorros que iban en la dirección donde tenían sus nidos, pero nadie, ni los zorros, ni el búfalo, les pusieron atención.
El búfalo, corrió y pisoteó bajo sus pesadas patas los nidos de los pájaros; incluso, cuando escuchó a los pájaros llorando, siguió corriendo sin parar.
Nadie sabía que Nanabozho estaba cerca. Pero Nanabozho se enteró de la desgracia sucedida con los nidos de los pájaros y sintió pena por ellos. Corrió, se plantó delante del búfalo y los zorros y los hizo parar. Con su bastón golpeó fuertemente al búfalo en los hombros. El búfalo, temiendo recibir otro golpe, escondió la cabeza entre sus hombros. Pero Nanabozho solamente dijo: “Tú, a partir de hoy, siempre llevarás una joroba sobre tus hombros. Y llevarás la cabeza gacha por vergüenza.”
Los zorros corrieron para escapar de Nanabozho, escarbaron agujeros en el suelo y se escondieron dentro. Pero Nanabozho los encontró y les castigó: “Por ser crueles con los pájaros, siempre viviréis en el frío suelo”. Desde entonces, los zorros tienen sus madrigueras en agujeros en el suelo y los búfalos tienen joroba.
Mandamientos Indios :
mandamientos indios
Trata la Tierra y a todo lo que hay en ella con respeto.
Muestra gran respeto por tu semejante.
Trabaja junto para el beneficio de toda la Humanidad.
Da asistencia y cariño donde se necesite.
Haz lo que creas que está bien.
Mira después el bienestar del cuerpo y la mente.
Dedica una parte de tus esfuerzos al bien común.
Sé sincero y honesto siempre.
Hazte responsable de tus actos.
UNA CREENCIA:
LOBO
El lobo esta considerado un magnifico signo, protector, buen cazador, sabio, independiente, con valor pero algo misterioso. Los europeos que llegaron a América lo consideraban todo lo contrario y fue casi exterminado. Animal sagrado de la mitología india. Muchas tribus formaban clanes y bandas con el nombre de lobo, o lo llevaban como nombre propio.
OH Gran Espíritu:
OH Gran Espíritu,
Cuya voz oigo en los vientos,
Y cuyo aliento da vida a todo el mundo
-escúchame-
Me presento ante ti, uno de tus hijos.
Soy pequeño y débil.
Necesito tu fuerza y sabiduría.
Déjame andar en belleza y haz que mis ojos alguna vez
Contemplen el rojo y púrpura ocaso.
Haz que mis manos respeten las cosas que tu has creado,
Que mis oídos se agudicen para oír tu voz.
Hazme sabio, así podré conocer las cosas
Que has enseñado a mi pueblo,
La lección que has escondido en cada hoja y roca.
Busco fuerza no para ser superior a mis hermanos,
Para que sea posible luchar contra mi gran enemigo, yo mismo.
Haz que algún día esté preparado para ir a ti,
Con las manos limpias y los ojos firmes,
Así cuando la vida se apague como se apaga
un atardecer, mí espíritu podrá ir contigo sin deshonra.
POEMA AL HIJO
"Escucha, aquellos lazos que en la vida
ligaron, a la tuya, extraña suerte,
ya en su piedad los desató la muerte,
purificando su abatido ser.
Retornarás a mí: que en el espacio
dos flotan, sin chocarse, tantos mundos,
sobreviven intensos y profundos
los sentimientos del amor doquier.
"Sí, sobrenadan en la esencia pura
que a modo de torrentes de armonía
en piélagos de ardiente simpatía
la atmósfera circundan de la sabiduría ...
No se alza de la tierra ni un deseo
que no haya bendecido el espíritu ...
"Ven a mí saturada de la gloría
en que nada tu espíritu divino...
Explícame esa ley aterradora
que a perseguir tu sombra me condena...
Con la alegría de traer un nuevo ser.
lunes, 16 de agosto de 2010
domingo, 15 de agosto de 2010
Leyenda sioux: “El Amor, el Individuo y la Pareja” (India)
Cuenta una vieja leyenda de los indios sioux que, una vez, hasta la tienda del viejo brujo de la tribu llegaron, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.
- Nos amamos -empezó el joven.
- Y nos vamos a casar -dijo ella.
- Y nos queremos tanto que tenemos miedo.
- Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán.
- Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos.
- Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte.
- Por favor -repitieron-, ¿hay algo que podamos hacer?
El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando su palabra.
- Hay algo… -dijo el viejo después de una larga pausa-. Pero no sé… es una tarea muy difícil y sacrificada.
- No importa -dijeron los dos.
- Lo que sea -ratificó Toro Bravo.
- Bien -dijo el brujo-, Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena. ¿Comprendiste?
La joven asintió en silencio.
- Y tú, Toro Bravo -siguió el brujo-, deberás escalar la montaña del trueno y cuando llegues a la cima, encontrar la más brava de todas las águilas y solamente con tus manos y una red deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta… salgan ahora.
Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur… El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas.
El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo los pájaros cazados. Eran verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo mejor de su estirpe.
- Volaban alto? -preguntó el brujo.
- Sí, sin dudas. Como lo pediste… ¿y ahora? -preguntó el joven- ¿lo mataremos y beberemos el honor de su sangre?
- No -dijo el viejo.
- Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne -propuso la joven.
- No -repitió el viejo-. Hagan lo que les digo. Tomen las aves y atenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero… Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.
El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros.
El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.
- Este es el conjuro. Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse uno al otro. Si quieren que el amor entre ustedes perdure, “vuelen juntos pero jamás atados”.
- Nos amamos -empezó el joven.
- Y nos vamos a casar -dijo ella.
- Y nos queremos tanto que tenemos miedo.
- Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán.
- Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos.
- Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte.
- Por favor -repitieron-, ¿hay algo que podamos hacer?
El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando su palabra.
- Hay algo… -dijo el viejo después de una larga pausa-. Pero no sé… es una tarea muy difícil y sacrificada.
- No importa -dijeron los dos.
- Lo que sea -ratificó Toro Bravo.
- Bien -dijo el brujo-, Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena. ¿Comprendiste?
La joven asintió en silencio.
- Y tú, Toro Bravo -siguió el brujo-, deberás escalar la montaña del trueno y cuando llegues a la cima, encontrar la más brava de todas las águilas y solamente con tus manos y una red deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta… salgan ahora.
Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur… El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas.
El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo los pájaros cazados. Eran verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo mejor de su estirpe.
- Volaban alto? -preguntó el brujo.
- Sí, sin dudas. Como lo pediste… ¿y ahora? -preguntó el joven- ¿lo mataremos y beberemos el honor de su sangre?
- No -dijo el viejo.
- Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne -propuso la joven.
- No -repitió el viejo-. Hagan lo que les digo. Tomen las aves y atenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero… Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.
El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros.
El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.
- Este es el conjuro. Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse uno al otro. Si quieren que el amor entre ustedes perdure, “vuelen juntos pero jamás atados”.
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